Estoy
en el centro de la plaza Paraíso – que está en el puro centro de Zaragoza –
observando un atardecer de septiembre, espectacular. Las nubes anaranjadas
iluminan este espacio de la ciudad que se abre al cielo. Todavía no se han
encendido las farolas. Justo ahora, en Madrid, Mané Larregla y Hugo Westerdarhl
están poniendo fin a mi primer disco en solitario: Midiendo las pausas entre
canción y canción; perfilando los finales de cada una de ellas...
Poco a
poco la luz anaranjada del cielo se va apagando; un cielo encendido que me ha
hecho parar, aquí, donde he bajado desde casa para pasear y pensar cómo
contaros que por fin he acabado mi disco. Hace dos días que la decisión, tras
una última y emocionante escucha, está tomada, se terminó. Y, desde entonces,
estoy pensando que tenía que escribiros para contároslo, pero no sabía cómo. Se
me hace rarísimo, difícil, después de llevar desde el mes de abril
pensando, cada semana, que a la siguiente iba a poder deciros esto. Pero ahora
sí, por fin está hecho.
He
tardado mucho tiempo, pero ha sido el que he creído necesario para que el disco
suene lo mejor posible, dentro de los límites que, como es natural, han
existido, ya que los medios a mi alcance no han sido los acostumbrados por los
grandes discos de cien o doscientos mil dólares que estáis acostumbrados a
escuchar. Y está claro, hay también otros límites, quiero decir... yo no
soy Brian Wilson.
Así que
no se trataba de competir ni comparar en sonido con nada ni con nadie, ni mucho
menos emular, ni flipar, ni se trataba de un exceso de perfecionismo
irrealizable. Sabemos dónde estamos, quiénes somos. Simplemente se trataba de
hacer un disco natural, humano, que me gustara, que nos gustara a todos los que
hemos participado en él y nos hiciera sentirnos satisfechos, orgullosos y
dispuestos a mostrarlo allí donde sea. Y eso ha necesitado su tiempo y el
temple necesario para no dar por bueno aquello que era mejorable, aunque
pasaran los meses. Hoy hace un año exacto del día en que entramos al estudio y
Ringo hizo sonar sus primeros golpes de batería.
A
partir de ahora quedará un tiempo de espera, de terminaciones varias, de
preparación de libreto, textos, ver cómo hacer para sacar el disco, contemplar
algunas posibles opciones de distribución. En fin, el caso es que siento una
paz enorme, porque siento que mi misión esta cumplida. Ahora ya solo quedan
meros trámites, que son lo que menos me gusta del proceso, pero bueno, confío
en que pronto podré anunciaros la fecha en que por fin estará a vuestra
disposición el disco que muchos de vosotros habéis comprado ya por anticipado.
Mil gracias. Y aprovecho para animaros, a quienes aún no lo habéis hecho, a
seguir comprándolo de este modo, que buena falta me hace, os lo aseguro. Tan
solo tenéis que entrar aquí para encargarlo, tanto el disco como merchandising,
entradas para futuros conciertos etc: www.honeymustardrecords.es
El
anaranjado intenso de las nubes ha desaparecido, las farolas siguen sin
encenderse, comienza a llover, el ambiente oscuro bajo unos árboles me cobija.
La gente se pone a correr, paraguas abiertos, está aquí la tormenta. Qué
maravilla, pasa el tiempo y las farolas siguen apagadas, esta oscuridad me
atrae. Suena el teléfono... Es Mané para decirme que el disco está totalmente
terminado, que mañana me envía una copia para escucharlo.