viernes, 8 de abril de 2005

El Diario de Santi Rex - "Ruido y Furia"

A mí hablar de los Héroes del Silencio me imagino que me da más pereza que a los propios afectados, pero la continua avalancha mediática a la que nos vemos expuestos estos días, me ha hecho reflexionar un poco y recordar un mucho.

A mí hablar de los Héroes del Silencio me imagino que me da más pereza que a los propios afectados, pero la continua avalancha mediática a la que nos vemos expuestos estos días, me ha hecho reflexionar un poco y recordar un mucho.

Debería contaros más cosas de las que hago últimamente y que tan poco tiempo me dejan para contaros (he estado dos veces en Valencia, dos en Barcelona y una en Madrid en 15 días) pero permitidme que haga unas reflexiones baratillas sobre el fenómeno Héroes. El reportaje publicado en Rolling Stone de marzo (soy muy poco amigo de las revistas musicales, pero de vez en cuando caigo) ya abría la brecha del comadreo y de la guerra de trastos a la cabeza. El Ruido y la Furia pasaba de ser un horroroso nombre comercial para un CD-DVD recopilatorio manipulado por una compañía ansiosa de que uno de sus grupos más lucrativos siga siéndolo, a ser una premonitoria denominación a todo lo que se venía encima. Las declaraciones de los exHéroes sobre su posible regreso creo que cierran más las posibilidades del mismo; aunque como ellos mismos afirmaban, no hay nada para siempre.

Yo particularmente siempre he pensado, y así lo he dicho a quien me ha hecho caso, que jamás se reunirían de nuevo. Y no voy a meterme a cotorrear ni criticar a nadie (¡¡si esta boquita hablase!!): bien suyos son ellos de juntarse, separarse, pelearse o hacer lo que les venga en gana, que para eso han sido el grupo más importante de rock que ha habido en este país; yo les tengo demasiado aprecio como para meterme en luchas intestinas.

Pero que no se dejen arrastrar por los medios de comunicación a los que tan a raya supieron mantener en su día. ¿Pero es que no os dais cuenta de que os lo están haciendo pagar? ¿No os enteráis de que lo que los medios de comunicación de este país quieren de Héroes del Silencio es que por fin puedan publicar los trapos sucios del grupo que les mantuvo a raya y les trató como simples burócratas en el mundo de la música? Pedro, Joaquín, Enrique y el mismo Juan, han salido de sus respectivos silencios para rajar a diestro y siniestro y dejarse engañar por publicaciones que con la excusa de homenajear al grupo simplemente lo que quieren es ver cómo sus propios componentes terminan de rematar al muerto. Sabia estrategia promocional de los medios de comunicación seguramente auspiciada en la sombra por su propia compañía que todavía no ha debido perdonarles que en el fondo fueran humanos y tuviesen flaquezas como el resto de los mortales. Y que tuvieran la chulería y la nobleza de separarse en la cumbre del éxito simplemente porque ya no creían en lo que hacían, dándoles así de paso en los dientes a todos los que llevaban ya muchos años viviendo de ellos.

El culmen del despropósito llegó a mis manos en Madrid con apariencia de una nueva seudobiografía como especial de la revista Efe Eme. Quitando los méritos revivalistas, algunas fotos no muy conocidas y alguna reflexión interesante, el plato fuerte de este especial Héroes sigue siendo la guerra entrecortada o directamente abierta entre sus miembros. Los debates en los forums de Heroeadictos se han disparado. Se buscan culpables, motivos, difamaciones e insultos. La prensa amarilla se frota las manos. Por fin pueden vengarse de los que les trataron tan mal. Y los cuatro guerreros maños se han dejado arrastrar por el canto de las sirenas. Parece que separados ya no son tan valientes. O no tan inteligentes.

No me interesan ya los motivos de la separación. No quiero que se laven los trapos sucios ni mucho menos que se limpie el polvo o que se abran de nuevo las heridas. A los muertos hay que dejarles morir en paz y sobre todo no jugar con sus despojos. Fue muy triste para los fans del grupo, y para los que nos considerábamos amigos suyos, su separación, pero fue respetada por todos. Así como se ganaron nuestra admiración, se ganaron también nuestro respeto y nuestro apoyo incondicional, pese a que unas veces nos gustasen más que otras, y me entristece ver que se comercie con sus restos y se levanten viejos fantasmas.

Me parece que, tenga quien tenga la razón, y eso poco importa, se han dejado engañar y han caído como pardillos. Más de un crítico estará retorciéndose de placer viendo como los indestructibles maños se degüellan.

Yo prefiero recordar los primeros meses del triunfo de Héroes, cuando les seguíamos por muchas de sus actuaciones por Aragón, Madrid y demás, con Miriam y Eva, el Boch, el Izaguirre (qué pena no habernos tratado antes), Antonio, yo y tantos otros que aun considero amigos y otros que quedaron por el camino, como había visto yo en Londres que hacían los megafans de Sisters of Mercy, New Model Army o The Mission, que seguían a sus grupos convirtiéndoles en semidioses. Recuerdo muchas cosas y también he olvidado otras muchas. Supongo que el cerebro no perdona los frecuentes chapuzones en bourbon y cerveza, pero recuerdo muy bien lo que nos hacían sentir. Nos hacían sentirnos grandes y especiales con su música. Y así debe de seguir siendo.

Dejemos las rencillas amarillas para los exconcursantes de Gran Hermano. Dejadme seguir con el recuerdo de mis Héroes semidioses. Dejadnos en paz. Dejadles en paz.

Por contra, me ha llegado ya el libro argentino del que os hablé, aparentemente sin pretensiones, que no dice nada nuevo sobre el tema, pero sí da una visión desde la distancia mucho más respetuosa y si me apuras, cariñosa, del fenómeno Héroes/Bunbury. Luis Videla explica en el prólogo que él no tenía ninguna intención de hacer una biografía sobre Bunbury, lo que ha terminado siendo, sino una recopilación de todo lo que ha ido encontrando por internet guardada con todo su cariño para hacer un regalo a su hijo. Es también en sí mismo un viaje iniciático de una persona que desconociendo totalmente a otra, es capaz de sumergirse en su personalidad y su obra, por amor a una tercera, su hijo, hasta tal punto que sufre así mismo una conversión y queda prendado, tocado, empapado, contagiado o tiznado, que diría Nacho, de la magia Bunbury.

No lo he leído entero. A mí las biografías de Héroes me seducen bastante poco, pero sí lo he ojeado y he visto que desprende cariño por todos lados. Primero hacia su hijo, porque para meterse en semejante embolado hay que querer mucho a alguien, pero también hacia Enrique, que para mal o para bien (parece que para bien) está influyendo en la formación y la personalidad del hijo en cuestión (como ha influido en miles de hijos de este y otros países).

Hay también diversas disquisiciones literarias sobre lo que pudo completar la formación de Enrique y además un repaso casi esotérico de las fuerzas que pudieron llevar a Bunbu a ser como es. Se crea o no en estas cosas, el libro es un bonito ensayo sobre la admiración de un hijo hacia un artista y de cómo el escritor termina enamorado del carisma que este desprende. Me da buen rollito, vamos.

Se me olvidaba: se llama <93>Enrique se escribe con N de Bunbury<94>, y lo dicho, en el fondo es un refrito de entrevistas y declaraciones, pero creo que bastante respetuoso. Hay desde entrevistas en radios sudamericanas a crónicas de reputados periodistas españoles como Diego Manrique o el difunto Joaquín Luqui (¡hay si Luqui levantase la cabeza y viese lo que la prensa está haciendo con sus chicos!). No sé si se editará en España. El depósito legal sí es español, pero no sé ahora mismo cómo van estas cosas. Cotorrear en www.elaleph.com los interesados. Creo quetanbién se vende en www.bunburyclub.com. A mi lo de ver páginas webs tampoco me seduce mucho ya (prefiero el salto de fotolog, je je, ya sabéis). Por supuesto nos nombran varias veces a Niños del Brasil y a mí (incluye la primera parte de la entrevista que estoy en camino de terminar que me hizo Juan Garrancho de las 100 famosas preguntas a Santi Rex), lo que hace hincharse mi pecho de instinto maternal, aunque ya debería estar acostumbrado. Hace tiempo que no lo miraba pero ya voy casi por las 25.000 entradas si pones Santi Rex en el Google. Qué pena que casi nunca sean por méritos propios... Bueno, en el libro se cita dos veces una frase de Matías Uribe que hace referencia a Enrique y mi persona, aunque no sé si es muy apropiada: "Enrique era muy modosito hasta que conoció a Santi Rex de Niños del Brasil"... No sé qué pensar... ¡Ni que le hubiera roto el ojete!

Nota: Extraido del diario de Santi Rex, 4 de abril 2005 http://santirex.diary-x.com/journal.cgi?entry=20050404

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