BUNBURY NO FLAQUEA EN LA PARADA MADRILEÑA DE "HELLVILLE DE TOUR"
"¡Buenas noches cabrones!" fue el grito de guerra de Bunbury al salir al escenario del Palacio de los Deportes de Madrid que, con un lleno casi absoluto, respondió desde el foso y las gradas coreando desde el principio tanto los nuevos temas su nuevo disco como los clásicos del músico revestidos de un toque mucho más guitarrero
EFE. Madrid
Con permiso de Darwin, Bunbury dice en una de sus canciones que "lo que no acabe con las especies nos hará mucho más fuertes" y, por ello, tras polémicas por plagio y cruce de acusaciones, el músico zaragozano no flaqueó sino que redobló sus fuerzas en la parada madrileña de su gira "Hellville de Tour".
"¡Buenas noches cabrones!" fue el grito de guerra de Bunbury al salir al escenario del Palacio de los Deportes de Madrid que, con un lleno casi absoluto, respondió desde el foso y las gradas coreando desde el principio tanto los nuevos temas del álbum "Helville de Luxe" como los clásicos del músico revestidos de un toque mucho más guitarrero. Los acordes de "El club de los imposibles" fueron los primeros en sonar en una noche en la que Bunbury repasó su trayectoria en solitario -ni rastro de Héroes del Silencio- rescatando numerosos temas de sus anteriores álbumes -sobre todo "Flamingo's" y "El viaje a ninguna parte".
"La señorita hermafrodita" o "Sólo si me perdonas" fueron algunos de los temas con nuevo barniz guitarrero que se mezclaron en el primer tercio del concierto con canciones nuevas como "Hay muy poca gente", "Doscientos huesos y un collar de calaveras" o "Bujías para el dolor".
Ya lo advertía Bunbury casi al comienzo en tono desafiante: "si hay alguien a quien no le guste el rock, esto le va a doler". Pero a pesar de la advertencia, el rock se fundió con el cabaret en un segundo bloque en el que tomó protagonismo el Bunbury más teatral que, con una boa negra de plumas al cuello, no escatimó en sus ya habituales gestos y poses. En un ambiente más íntimo en el que hasta las sombras, fruto de una cuidada iluminación, cobraron protagonismo, se pudieron oír "Sácame de aquí" o "El extranjero", donde el acordeón relegó por un momento a las guitarras.
Blues y rock
Era evidente que Búnbury tenía el firme propósito de revalidar la pleitesía que hasta ahora le ha demostrado su público y, por ello, les dedicó "Contar contigo" y les mostró "el blues que corre por las venas de un rockero" interpretando "Me calaste hondo".
"Ninguno nos hemos inventado nada, hay que reconocerlo", apuntaba también Búnbury como prólogo a este tema y provocando que el público recordara irremediablemente las acusaciones de plagio a las que el "aragonés errante" se ha visto expuesto a causa de su tema "El hombre delgado que no flaqueará jamás", primer sencillo de "Hellville de Luxe". Precisamente fue este tema el que sonó a continuación después de que una proyección de fragmentos de películas de serie B dijera adiós al cabaret.
Fue el momento de escuchar "una de las canciones favoritas" de la banda, "El rescate", de reivindicar "la falta de sombreros" mientras les presentaba y, al grito de "una más y no jodemos más", interpretar "Lady Blue", sin duda el tema que más acusa la renovada "apuesta por el rock & roll".
Ya se cumplían dos horas desde el inicio del concierto pero aún quedaban por delante dos bises que se tradujeron en ocho canciones, entre ellas "Que tengas suertecita", "Si no fuera por tí", "No me llames cariño" y, "El viento a favor", una "canción para los momentos bajos" -explicó Bunbury- que, a tenor de la reacción del público, muchos ya han convertido en un himno.
"Esto ya se ha terminado pero para los que quieran quedarse voy a hacer un experimento madrileño", decía el zaragozano saltándose el guión y "desoyendo consejos". Así, en lugar del habitual final apoteósico de los directos, Bunbury cerraba su cita madrileña con las lentas, pero igualmente contundentes, "Canción cruel" y "El tiempo de las cerezas".